La práctica de la raqueta de nieve data de varios milenios. Los indígenas de Norteamérica que usaban esta herramienta para cazar y para desplazarse en el día a día, la hicieron evolucionar en función del tipo de utilización. En efecto, las vías de comunicación no tenían nada que ver con las que hoy conocemos, y además las cantidades de nieve que caían eran muy superiores a las de nuestras montañas. Los militares las usaron para facilitar los desplazamientos en el Gran Norte. Su uso recreativo es muy reciente, el verdadero auge de dicha actividad apareció en los años 90. Desde entonces, este simple artilugio se ha modernizado bastante para su uso lúdico. La raqueta permite desplazarse casi a cualquier sitio, sobre cualquier tipo de nieve (excepto la nieve dura) y por casi cualquier tipo de terreno. También se ha convertido en una herramienta gracias a la cual un gran número de aficionados pueden descubrir una nueva faceta de la montaña en invierno. Podrán hacer senderismo en todo el territorio de los Pirineo catalanes y descubrir una naturaleza espléndida y preservada. Los dominios nórdicos de Font Romeu y del Capcir les proponen itinerarios balizados. Debemos insistir en el hecho que el monte y la nieve pueden representar un peligro y se deberán respetar las reglas de seguridad.